Cuarentena, semana 1.

 6 días encerrada, como si de una cárcel se tratase, sigo presa de mis propios pensamientos, porque, por suerte, o desgracia, el Covid-19, me podrá quitar (temporalmente) la libertad, pero no me podrá quitar los pensamientos, aunque ello me lleve a perder la cordura. 

Nunca me ha gustado pensar en el futuro, porque es incierto e imprevisible, y ahora, que lo es más que nunca, es cuando más pienso en él, en el qué pasará cuando todo esto acabe, cuando volvamos a poder llenar las calles, cuando al mirar por la ventana, no parezca que te has metido en un pueblo fantasma, cuando para dar clase, no esté sola en mi mesa con un ordenador delante, sino en una clase repleta de gente con un profesor delante, cuando para salir de fiesta no me valga solo con el abrir la ventana después de los más que merecidos aplausos del personal que sigue trabajando por nosotros de las 8, en fin, cuando todo vuelva a ser lo que era, si es que, algún día, todo puede volver a ser lo que era. #ESELMOMENTOAHORA