Creo que durante esta semana, siempre tenía el teléfono cerca, con la esperanza, de que si recibía alguna llamada, sería para trabajar, y no porque alguien cercano hubiese enfermado, o peor, muerto. Mi mamá siempre me decía, que la esperanza es lo último que se pierde, y creo que después de aquella llamada, me he quedado sin libertad y sin esperanza. Porque aquella llamada, lo único que hizo, fue prohibirme un último adiós, que probablemente, acaben siendo dos. Pensando que, aunque hay gente que enferma y muere, los tuyos son muy fuertes, y pueden con todo, aunque sabes, que realmente no es así, y que un virus, está pudiendo con ellos.
(Brilla mucho, estés donde estés 🌠)
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